Dice nuestro diccionario que “verdad” es la conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente. Extraña definición, pues parece más bien, contra lo que asegura el diccionario, que sería el concepto que formamos en la mente lo que debería tender a conformarse con las cosas y no al revés.

Pero, quizá inadvertidamente, nuestro diccionario ha dado en la diana, pues la actividad intelectual del hombre en la práctica parece dirigirse más a acomodar las cosas a lo que piensa que a lo inverso.

Pues ¿qué son “las cosas”? No lo sabemos, sólo conocemos nuestra propia imagen de ellas, y no las cosas mismas. Pero, entonces, ¿no estaríamos siempre en posesión de la verdad, pues la imagen que tenemos de las cosas necesariamente coincidirá consigo misma?

Sin embargo no es así, porque nuestra imagen de las cosas no es un icono estático, sino una representación continuamente móvil, en continua revisión inducida por el perpetuo contraste entre nuestra propia conciencia y la imagen mediada socialmente que se nos enfrenta. La mentira no es, por consiguiente, sino una imagen inauténtica, impropia, ajena, inducida en nosotros mediante la imposición o el engaño. Y para depurar la mentira sólo contamos con el recurso a eso que llamamos razón.

Cada vez que se introduce en nuestra mente una mentira, hay un naufragio de la razón. Y muchos viven del expolio de los restos de esos naufragios. Sólo una crítica rigurosa de los discursos podrá mantenernos a flote.

sábado, 21 de abril de 2012

TASANDO A LOS DEMÁS SIN TASA


Publicado hoy el Real decreto-ley de "racionalización" del gasto público en materia educativa, hay que destacar varias cosas. No voy a criticar la subida en sí, sino lo falaz del procedimiento utilizado para ello.


El importe a satisfacer por la matrícula lo establecerá cada Comunidad Autónoma, dentro de los siguientes parámetros: "los precios públicos cubrirán entre el 15 por 100 y el 25 por 100 de los costes en primera matrícula; entre el 30 por 100 y el 40 por 100 de los costes en segunda matrícula; entre el 65 por 100 y el 75 por 100 de los costes en la tercera matrícula; y entre el 90 por 100 y el 100 por 100 de los costes a partir de la cuarta matrícula".


El problema es ¿cuáles son esos costes? Me interesa destacar que el decreto-ley dice más adelante: "Hasta que todas las universidades implanten sistemas de contabilidad analítica y, como máximo, hasta el curso universitario 2015/2016, la parte del componente de matrícula que se financiará con cargo a los Presupuestos Generales del Estado será el precio público vigente para cada titulación en el momento de entrada en vigor de este Real Decreto-ley. Estas cantidades se actualizarán cada curso mediante la aplicación del coeficiente que determine la Conferencia General de Política Universitaria."


Es decir, que no tenemos ni idea de cuánto ese es ese famoso "coste" por alumno de la enseñanza universitaria cuyo 15% o hasta 100% debe pagar el alumno. Puede que lo tengamos allá para 2015. ¡Olé torero!


No todo el presupuesto de gasto de cada Universidad es gasto de la enseñanza del alumno. La contabilidad analítica es precisamente la que permitiría determinar el coste unitario (por cada unidad) del servicio prestado por la Universidad al alumno, pero eso parece que hasta ahora a nadie le ha interesado conocerlo. Así, el decreto-ley establece que el coste por alumno se determinará, por el momento, basándose en el importe actual de la matrícula. Incremento lineal y porcentual, pues, sobre lo que pagamos hoy. Todo muy serio y solemne para... soltar una cuchufleta al alumno-ciudadano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario